OPINIÓN. MARCELO SOSA
El gobierno del motosierrista Javier Milei avanza contra la estructura de medios públicos.
No es extraño, sabiendo que la gestión autopercibida como “liberal”, está dinamitando todas las estructuras del
estado, sin medir consecuencia alguna de los efectos negativos que las medidas generan en la población, desde la licuación de los salarios de los trabajadores hasta el desfinanciamiento real de las universidades y el desentendimiento de obligaciones en materia de salud, en el último caso ya cobrándose vidas de argentinos y argentinas.
El feroz ataque hacia TELAM; Radio Nacional y la TV Pública, es una medida que afecta no sólo derechos laborales de cientos de trabajadores, sino también del acceso a la información por parte de la ciudadanía y al acceso a la comunicación.
Esta política de desguace, impacta negativa y profundamente en los cimientos de una democracia que, en términos institucionales, recién está volviendo a caminar luego de la oscura noche de los 70.
No es una exageración afirmar que Milei y su séquito de cosplayers, en algunos aspectos está devolviendo a la Argentina a una situación similar a la que atravesó el país durante los gobiernos de facto, atacando instituciones como los sindicatos, cercenando la libertad de prensa, intentando tomar el control de las universidades, limitando las expresiones culturales, minando los partidos políticos y, especialmente, el empobreciendo a la mayoría de la población, todo ello para favorecer a poderes económicos y la cesión de soberanía ante los intereses de los Estados Unidos y sus socios de la OTAN.
Ya comenzó el desmantelamiento de TELAM,la agencia de noticias que resulta para decenas de medios de comunicación del interior del país una herramienta indispensable para el acceso a fuentes de información que muchas veces les resultan absolutamente lejanas.
Las corresponsalías de Resistencia, Bahía Blanca, La Plata, Paraná, Santa Rosa, Posadas, Viedma, Salta, Santa Fe, Rosario, Ciudad de Córdoba, Corrientes y Mendoza capital, son las primeras cuyo cierre ya fueron anunciados.
La Televisión Pública será privatizada, quedando sus contenidos supeditados a los intereses comerciales del grupo empresarial que se quede con ese medio.
Por otra parte, se inició el «achique» de Radio Nacional, eliminando todas las direcciones, concentrando la toma de decisiones en manos de una dirección en Buenos Aires.
En el caso de LRA 9, en diciembre, a dos de sus empleados no se les renovaron los contratos y se teme que no sean los únicos.
Radio Nacional Esquel es, además de medio de información, la única vía de acceso a la cultura y, fundamentalmente, una vía de comunicación irremplazable para los habitantes de una vasta región.
Servicios como el de los históricos “Mensajes a Pobladores”, son la única herramienta que tienen familias que habitan en los pequeños poblados de alrededor y las zonas rurales, mantener en contacto con sus familiares o ser anoticiados o notificados por organismos públicos ante distintos tipos de requerimientos.
Esto, agravado con el cierre de oficinas del Correo Argentino que profundiza aún más el problema.
Para regiones como la nuestra, esto es indubitablemente negativo, ya que afecta al entramado social e incluso tiene implicancias económicas, aún para el sector comercial.
No hay planilla de Excel en ninguna computadora del Ministerio de Economía que refleje esto a la hora de definir donde recortar. Pero si pudiera cuantificarse, la insensibilidad de Milei, genera pocas expectativas de una decisión distinta.
Milei encontró un Estado que tenía goteras en los techos y para revertirlo, lo está demoliendo desde las bases.
Y con ello, condenándonos al aislamiento a miles de argentinos y argentinas.
Imagenes: Gentileza Andrés Campos
